domingo, 30 de enero de 2011


Hace mil años, dijo el sultán de Persia:
-Qué rica.
Él nunca había probado la berenjena, y la estaba comiendo en rodajas aderezadas con jengibre y hierbas del Nilo.
Entonces el poeta de la corte exaltó a la berenjena, que da placer a la boca y en el lecho hace milagros, porque para las proezas del amor es más poderosa que el polvo de diente de tigre o el cuerno rallado de rinoceronte.
Un par de bocados después, el sultán dijo:
-Qué porquería.
Y entonces el poeta de la corte maldijo a la engañosa berenjena, que castiga la digestión, llena la cabeza de malos pensamientos y empuja a los hombres virtuosos al abismo del delirio y la locura.
-Recién llevaste a la berenjena al Paraíso, y ahora la estás echando al infierno –comentó un insidioso.
Y el poeta, que era un profeta de los medios masivos de comunicación, puso las cosas en su lugar:
-Yo soy cortesano del sultán. No soy cortesano de l a berenjena

martes, 25 de enero de 2011


Y al final me endeudo con las dudas, no ayudas si has de empezar por disolver mi carrera de tonto integral. Sin idea de letras, sin saber juntar, córtame la muñeca, es una batalla perdida contra mis reservas de sueños.

jueves, 20 de enero de 2011

Silencio, no me dejáis escuchar la música de las calles.


Se oye el timbre de un colegio a las 9 de la mañana, seguido de música que a los peques les suena a felicidad. Corren como locos para llegar los primeros a la cola, no se ven caras de cansancio, solo gritos y risas. Viven en otro mundo.

domingo, 9 de enero de 2011

Sueña con cosas que los mayores no entienden...
Si les he contado de todos estos detalles sobre el asteroide B 612 y hasta les he confiado su número, es por consideración a las personas mayores. A los mayores les gustan las cifras. Cuando se les habla de un nuevo amigo, jamás preguntan sobre lo esencial del mismo. Nunca se les ocurre preguntar: "¿Qué tono tiene su voz? ¿Qué juegos prefiere? ¿Le gusta coleccionar mariposas?". Pero en cambio preguntan: "¿Qué edad tiene? ¿Cuántos hermanos? ¿Cuánto pesa? ¿Cuánto gana su padre?". Solamente con estos detalles creen conocerle. Si les decimos a las personas mayores: "He visto una casa preciosa de ladrillo rosa, con geranios en las ventanas y palomas en el tejado", jamás llegarán a imaginarse cómo es esa casa. Es preciso decirles: "He visto una casa que vale cien mil pesos". Entonces exclaman entusiasmados: "¡Oh, qué preciosa es!".