Silencio, no me dejáis escuchar la música de las calles.
Se oye el timbre de un colegio a las 9 de la mañana, seguido de música que a los peques les suena a felicidad. Corren como locos para llegar los primeros a la cola, no se ven caras de cansancio, solo gritos y risas. Viven en otro mundo.
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