sábado, 6 de noviembre de 2010
Vayasco
Con la mochila a todo correr por las mañanas, siempre cargando con un paraguas incómodo. Calcetines desteñidos por culpa de playeros negros. Agua amenazante que cae estrepitósamente de los canalones. Apetece siesta a todas horas con una mantita de cuadros. Atardeceres que no te dan tiempo a contemplar, amaneceres demasiado tardíos, con esa luz blanquecina mortal que refleja en los edificios grises... que asco.
Nubes que a veces destrozan las tardes, ojas rojas y viento helado. Largas sombras al mediodía y luz cálida (casi aburrida) por la tarde. Noviembre. ¿Colores ocres? Olas gigantes y suelo mojado. Barro, charcos a los que lanzarse. Castañas asadas envueltas en papel de periódico y muchos días con tendencia a depresión. Tumbarte en escalones fríos entre abrazos, oyendo llover muy lejos, como si la cosa no fuera contigo. Si, es agradable.
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